Algunas edificaciones que superaron la catástrofe de la fatídica noche, perpetua en los escasos supervivientes, del 9 de enero de 2015, cuando la rotura del muro de una presa provocó el arrasamiento casi en pleno del pueblo, sus aguas almacenadas salieron desbocadas sorprendiendo en una noche fría a los moradores del pequeño pueblo de Ribadelago, a 144 se los llevaron para permanecer por siempre custodiados por las propias aguas, allí permanecen, en el fondo del lago. Solo 27 cuerpos pudieron terminar con el gozo de ser venerados y despidos en presente,